¡NO TOMES LECHE!
Si tienes intolerancia a la lactosa.
Hablemos de este tema que sé que es bastante controversial, pero en este blog voy a aclarar todas tus dudas.
La leche de vaca tiene 3 componentes: 1.- las proteínas que son la caseína principalmente, la alfa-lactoalbúmina y la beta-lactoglobulina; 2.- La grasa de la leche que se presenta en forma de triglicéridos y 3.- el azúcar o el carbohidrato de la leche es la LACTOSA.
La intolerancia a la lactosa es una alteración intestinal donde no existe la capacidad de digerir la lactosa, imagínate que la lactosa es una cuenta de dos perlas, una perla es la glucosa y la otra perla se llama galactosa, para que esas dos moléculas pasen a la sangre y se usen como energía tienen que separarse, y la encargada de separarlas es una enzima que se llama lactasa, pero el cuerpo no la tiene.
Entonces, la lactosa no se divide, no puede pasar del intestino a la sangre para que se use como energía; como consecuencia, viaja hasta el intestino grueso, en donde se fermenta y produce gases como hidrógeno, metano, nitrógeno y ácidos grasos de cadena corta.
Esta fermentación hace que se altere el ecosistema de bacterias en el intestino, produciendo inflamación y síntomas intestinales como diarrea, estreñimiento, hinchazón abdominal, gases fétidos, eructos, cólicos intestinales, o síntomas extraintestinales como alergias o rinitis recurrentes, dolor de cabeza, fatiga intensa, disfunción cognitiva, dolor muscular y/o articular, alergias en la piel, úlceras bucales, palpitaciones del corazón, urticaria y aumento de la frecuencia de orina.
El tema es que, el 70% o más de la población adulta en el mundo tiene intolerancia a la lactosa. Esta condición ocurre por una de dos razones: falta de la enzima lactasa determinada genéticamente o por la presencia de otras enfermedades gastrointestinales como gastroenteritis, intolerancia al gluten, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, intestino irritable, deficiencias inmunológicas, sobrecrecimiento bacteriano y desnutrición.
La mayoría de las enfermedades inflamatorias crónicas como obesidad, diabetes, así como las enfermedades alérgicas o autoinmunes están fuertemente influenciadas por la nutrición y el metabolismo de los alimentos está íntimamente asociado con los procesos inflamatorios.
Por otro lado, el descontrol inmunológico que genera la intolerancia a la lactosa hace que los productos lácteos sean una causa importante en el desarrollo de trastornos inflamatorios crónicos y enfermedades autoinmunes.
Es importante que si tienes síntomas intestinales o extraintestinales o enfermedades intestinales, incluso sistémicas, tengas una dieta sin lactosa.
Debes eliminar los alimentos ricos en lactosa como: leche de vaca entera, leche en polvo, leche evaporada, leche condensada, chocolate con leche, nata de leche, nata ligera, nata cortada, salsa bechamel, requesón, queso de untar, helado con leche, yogur, queso blanco o fresco desnatado, natilla, flan de leche, cualquier postre con leche, leche condensada, leche evaporada, quesos frescos, ricota.
Sin embargo, puedes consumir alimentos sin lactosa como: quesos madurados (gouda, Edam, masadam, gruyere, manchego, camembert, holandés, azul, emmental, brie, parmesano), mantequilla GHEE o clarificada, bebidas vegetales de coco, soja, avena, arroz o almendras, frutas, verduras, carnes, pescado, huevos, frutos secos, cereales y derivados, café, té, cacao sin azúcar, chocolate oscuro sin leche.
¿Recomiendo el consumo de productos deslactosados? Si, pero muy ocasionalmente, 1 o 2 veces al mes, porque su consumo en exceso puede producir síntomas.
¿Y qué sucede con el yogurt y sus probióticos? Bueno, a veces no es tolerado muy bien, entonces te recomiendo consumir los probióticos de otras fuentes como alimentos encurtidos: kombucha, chucrut; o incluso como suplementos de probióticos que ya existen en muchas presentaciones en el mercado.
Pero ¿Y de dónde obtengo el calcio si no es de la leche? De otros alimentos que incluso tienen más calcio que la leche como: semillas de ajonjolí, semillas de chía, semillas de linaza, garbanzos, almendras, sardinas, col, brócoli, espinacas, quesos maduros. Y lo más importante, no te olvides de tomar sol cada mañana o un suplemento de vitamina D para mejorar su absorción.
Como última consideración, deberían crear una ley en los países que obligue a la industria alimentaria a declarar si sus alimentos son libres de lactosa o no, en vista de la alta prevalencia que existe de intolerancia a la lactosa en la población. Mejorar el etiquetado de los alimentos es una estrategia que podría guiarte a elegir productos más seguros y saludables.
Referencias:
· https://doi.org/10.1016/j.rgmx.2020.03.002